Introducción:
A veces nos cuesta comunicar lo que pensamos, sentimos y necesitamos sin menospreciar/nos u ofender a la/s persona/as con las que hablamos, bien porque no nos conocemos mucho, no sabemos qué sentimos u opinamos ante ciertos temas o situaciones, nos da vergüenza o miedo la reacción del otro, o no sabemos decir que no y poner límites ante sus exigencias. En otras palabras, nos cuesta ser asertivos.
¿Cómo solemos reaccionar entonces? Existen dos extremos. Por un lado lo hacemos desde la pasividad, sin hacer valer nuestras opiniones y derechos ante los demás y sintiéndonos mal por ello. Por otro desde la agresividad, actuando impulsiva y exageradamente, faltando al respeto a nuestro/a interlocutor/a.
Como podrás imaginar, tanto una actitud como la otra no son las más adecuadas para interaccionar saludablemente con nuestro entorno, ya que puede llevarnos a situaciones de malestar y conflicto con nosotros mismos y las demás personas.
Por el contrario, cuando somos asertivos, hacemos valer nuestros derechos a tener nuestras propias opiniones y valores, a tomar nuestras propias decisiones y a responsabilizarnos de ellas, a expresar nuestra disconformidad con la opinión o actitud del otro, a rechazar sus peticiones y consejos sin sentirnos culpables… Todo ello teniendo siempre en cuenta que los demás tienen idénticos derechos a los nuestros, y que debemos respetarlos.
¿Qué ventajas tiene comunicarse de forma asertiva? Por un lado, la propia confianza y nuestra autonomía aumentará, ya que estaremos cuidándonos, valorándonos y respetándonos, y eso hará que nos sintamos más seguros y capaces de valernos por nosotros mismos. Por otro, desarrollaremos nuestra empatía y entenderemos mejor a los demás, lo que nos beneficiará en nuestras relaciones sociales. No olvidemos, además, que con nuestra actitud estamos mostrando y transmitiendo a la persona que tenemos delante cómo queremos que nos trate, así que ser asertivos abre la puerta a que sean asertivos con nosotros también.
Merece la pena entonces entrenar nuestra asertividad, ¿verdad?
Objetivos:
- Analizar si sabemos ser asertivos o tendemos a mostrar actitudes pasivas o agresivas: ¿Sabemos comunicar correctamente nuestras opiniones, sentimientos y deseos?
- Aprender a comunicarnos asertivamente: ¿Qué pasos debemos seguir?
- Practicar la asertividad: ¿Cómo nos sentimos siendo asertivos? ¿Cómo creemos que se sienten los demás ante nuestra asertividad?
Metodología:
En primer lugar, como muy probablemente los chicos no conozcan el concepto de asertividad, lo más apropiado sería comenzar explicándoselo con la introducción propuesta.
Te puedes ayudar también del visionado del siguiente vídeo:
A continuación de la explicación distribuiremos a los alumnos en grupos pares, lo ideal sería cuatro o seis, proporcionándoles unos guiones con distintas situaciones en las que tendrán que representar roles de los tres tipos de comunicación mencionados: PASIVA, AGRESIVA y ASERTIVA.
Con objeto de que todos ellos participen, se proponen distintos guiones para que, por parejas, representen una de las situaciones sugeridas, mientras que las otras juegan a identificar el tipo de actitud representada, y después inviertan sus papeles.
Finalizaremos haciendo una puesta en común con el grupo completo sobre si les ha costado o no identificar las distintas actitudes, cómo se han sentido al representar cada papel, qué ventajas y dificultades encuentran en comunicarse asertivamente y cómo pueden introducir la asertividad de forma práctica en su vida cotidiana.
Material propuesto:
SITUACIÓN 1.- Tu mejor amigo/a te ha pedido que vayas con él/ella a estudiar a la biblioteca antes de un examen, pero tú estudias mejor solo/a en tu habitación:
TÚ: Vale, iré contigo, aunque no me concentro bien allí.
AMIGO/A: Los amigos están para hacerse favores, ¿no?
TÚ: Humm, sí, tienes toda la razón.
(Se trata de una RESPUESTA PASIVA porque:
- No has transmitido con claridad y firmeza que necesitas estudiar solo/a, ya que te cuesta hacerlo con más personas alrededor, y, en vez de rechazar su petición dándote prioridad, le has otorgado más importancia a sus necesidades que a las tuyas propias.
- Tu amigo/a ha conseguido callarte con una afirmación falsa, ya que la amistad no se basa en hacerse favores, sino en respetar y aceptar al otro y las decisiones que tome.
- Le has dado vía libre a tu amigo/a para que, siguiendo esa misma lógica, consiga de ti lo que le apetezca sin tener en cuenta tus preferencias o necesidades, ya que no las has expresado adecuadamente, ni has puesto límites.)
TÚ: ¡Ni de broma! ¿Estás loco/a? Haberme pedido que te ayudara con esa asignatura con más antelación en vez de dejarlo todo a última hora, como siempre haces.
TU AMIGO/A: Bueno, no hace falta que me hables así, ¿vale? Con decirme que no, es suficiente. Con lo agobiado/a que estoy lo que menos necesito es que me increpes.
(Se trata de una RESPUESTA AGRESIVA porque:
- No le has expuesto tus verdaderas razones para no acompañarle.
- En cambio, estás recriminándole su actitud y haciéndole sentir mal por no saber organizar su tiempo de estudio. Estás olvidando que a ninguno/a nos gusta que nos juzguen.
- Al no expresar tu necesidad de estudiar solo/a estás impidiendo que te conozca mejor, y ésta o situaciones similares pueden repetirse en el futuro).
TÚ: La verdad es que no logro concentrarme bien en bibliotecas o salas de estudio con tanta gente alrededor, así que justo antes de exámenes prefiero quedarme en mi casa para aprovechar mejor el tiempo.
TU AMIGO/A: Está bien. Te confieso que tampoco es mi lugar preferido para repasar y fijar ideas antes de un examen, pero voy atrasado/a en esta materia y me he agobiado.
TÚ: Te entiendo… ¿Sabes qué? La próxima vez dímelo con más tiempo para que pueda organizarme y ayudarte antes de un examen.
(RESPUESTA ASERTIVA porque:
- Has explicado perfectamente tu situación, sin enfadarte ni ceder a la petición de tu amigo/a por miedo a que se enfade o sientas vergüenza al explicar tus motivos.
- Le has ofrecido tu ayuda en el futuro, depositando en él/ella la responsabilidad de pedírtela con más antelación.
- Al expresar tus pensamientos y tomar la decisión de priorizar tus necesidades, te has respetado y valorado, sin faltarle el respeto.)
SITUACIÓN 2.- Crees que tu hermano/a mayor te ha cogido, sin tu permiso, unas perchas de tu armario con la intención de colgar su ropa nueva, así que le dices:
TÚ: ¿Me has cogido unas perchas de mi armario? He ido a colgar mi ropa y me faltan unas cuantas…
TU HERMANO/A: Ah sí, perdona. Pensaba que no las necesitabas y no quería que la ropa que me acabo de comprar se arrugase, así que las cogí prestadas.
TÚ: No me parece mal que las cojas, pero la próxima vez dímelo antes, por favor, para que pueda decirte si las voy a necesitar o no.
TU HERMANO/A: Tienes razón. La verdad que no pensé que te hicieran falta, pero son tuyas y debí haberte pedido permiso antes de cogerlas. La próxima vez lo tendré en cuenta.
(Has sido ASERTIVO/A porque:
- Has dicho exactamente lo que querías decir y en el tono adecuado, evitando que ninguno/a de los/las dos os enfadéis.
- Seguramente tu hermano/a te devolverá las perchas.
- No volverá a suceder esta situación o una parecida, porque te pedirá permiso antes de coger algo tuyo.)
TÚ: ¡Lo sabía! ¡Sabía que me habías robado las perchas! En cuanto me descuido estás quitándome mis cosas.
TU HERMANO/A: ¿Me estás llamando ladrón/a? Las he cogido prestadas porque no tenía, exactamente igual que haces tú muchas veces.
TÚ: No estamos hablando de mí. Que sea la última vez que coges algo mío sin pedírmelo prestado antes.
TU HERMANO/A: ¡Quédate tus perchas! No las quiero, ni quiero nada tuyo.
(Tu respuesta ha sido AGRESIVA porque:
- Has dado por supuesto que tu hermano/a ha cogido tus perchas sin permiso así que la has acusado, provocando una reacción parecida en él/ella.
- No has dicho lo que querías, sino que te has dejado llevar por tu enfado, haciéndole sentir mal y él/ella a ti.
- Este enfado durará probablemente varios días, pudiendo asentar un precedente para ocasiones posteriores.)
TÚ: ¿Alguien sabe dónde están las perchas vacías que estaban colgadas en mi armario? Las necesito para colgar mi ropa y no las encuentro por ninguna parte.
TU HERMANO/A: Las he cogido yo pensando que no te molestaría…
TÚ: Pensaba que las había extraviado.
TU HERMANO/A: No las has perdido, las estoy usando yo. Cuando me compre otras te las devuelvo.
(Tu actitud ha sido PASIVA porque:
- No le has dicho que te molesta que te coja las cosas sin permiso y que necesitas las perchas.
- Tu hermano/a no ha entendido que te has enfadado, por lo que probablemente seguirá sin pedirte permiso antes de usar tus cosas.
- No has hecho valer tus derechos ante él/ella, sino que has cedido fácilmente ante su justificación.)
¿Te animas a fomentar la asertividad entre tus chicos con esta actividad? ¡Comparte con nosotros tu experiencia!
Si deseas que te diseñemos talleres y/o dinámicas para aplicar la Educación Emocional en casa o en el aula, no dudes en ponerte en contacto con nosotros mandándonos un correo a educacion@ciaramolina.com.
¡Estaremos encantados de ayudarte!