El duelo es un proceso emocional y psicológico que experimenta una persona como respuesta a la pérdida significativa de alguien o algo importante en su vida. Este proceso puede manifestarse de diversas formas y durar un tiempo variable, dependiendo de factores como la naturaleza de la pérdida, la relación con lo que se ha perdido y los recursos emocionales y de apoyo disponibles.
El duelo puede implicar una amplia gama de emociones, como tristeza, ira, culpa, confusión y ansiedad, entre otras. Además, puede tener efectos físicos y cognitivos, afectando la concentración, el sueño, el apetito y la energía general de la persona que lo experimenta.
Es importante destacar que el duelo es un proceso natural y necesario para adaptarse a la pérdida y comenzar a sanar emocionalmente. Aunque puede ser doloroso y desafiante, el duelo también puede ser una oportunidad para reflexionar, crecer y encontrar formas de integrar la pérdida en la vida de uno. La forma en que las personas experimentan y procesan el duelo puede variar ampliamente según sus circunstancias individuales y su sistema de apoyo.
¿Qué fases lo conforman?
- Desconcierto e Incredulidad. Es la primera reacción ante la noticia: “Esto no me está pasando a mi”. Es la negación de la realidad, un alejamiento del hecho para intentar paliar los efectos del acontecimiento.
- Tristeza profunda y agresividad. Se producen reacciones de ira y descontento, incluso ante quienes les rodean, angustiados por ser el protagonista de una desgracia.
- Desesperación y Depresión. Con apatía, tristeza y fragilidad, nos vamos haciendo a la idea de una pérdida irreversible. Es la silenciosa resignación.
- Aceptación y Paz. Va reapareciendo la necesidad de centrarse en las actividades cotidianas, de abrirse a las relaciones sociales. No obstante, nunca se vuelve al estado anterior a la pérdida.
Todas las pérdidas precisan de este proceso, que tiene una duración que oscila entre los 6 meses y los 3 años, aproximadamente
¿De qué factores depende la durabilidad?
- Del grado o importancia de la relación.
- Del apoyo social. Una persona que cuenta con amigos o familiares que le quieren y le entienden, con los que se siente apoyado y comprendido, tendrá más facilidad para amortiguar el dolor.
- De la personalidad. Hay personas que sienten las cosas, tanto las alegrías como las tristezas de forma muy intensa, mientras que otras tienen mayor contención. De la misma forma, hay quienes tienen una mayor facilidad para profundizar en continuos pensamientos catastróficos, profundizando en la espiral de dolor.
- De la confianza y autoestima. Un nivel alto de autoestima o confianza nos ayudará a no tener pensamientos autodestructivos ni de acontecimientos catastróficos.
- De la forma de afrontar los problemas. Muchas personas son capaces de evaluar la situación y buscar apoyo emocional.
Si te encuentras sumergido en este proceso y necesitas ayuda profesional, no dudes en ponerte en contacto conmigo.
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